(Lic. Gustavo Maidana) – En la política, como en la vida, las acciones suelen tener consecuencias imprevistas. El presidente Javier Milei, quien llegó al poder con un discurso enfocado en la transparencia y la moralidad pública, hoy se encuentra en el ojo de la tormenta tras ser imputado en la causa de las criptomonedas. Esta situación no deja de ser irónica, especialmente si recordamos su insistente reclamo de “ficha limpia” para los funcionarios públicos. Pareciera que, al igual que el creador de la guillotina, Milei podría estar enfrentándose a las consecuencias de su propio invento retórico.